…aterrizaje ferpecto

aterrizaje...

Por encima de las nubes, justo antes de aterrizar, recuerdo que seguía haciendo sol… quizá para hacernos el cruel cambio de verano a invierno más llevadero… las 5 horas de retraso se me habían hecho tan cortas como el que me pareciera, al principio, un infinito mes de vacaciones en Chile…

El descenso fue suave, las ruedas rozaron el suelo y todos aterrizamos en la realidad de un Madrid frío y estresado, en el que nos mezclamos tan instantáneamente como el colacao…

Menos mal que la memoria guarda las sensaciones mucho más seguras que el oro de Moscú…también están las fotos, pero… pasado el tiempo, mirarlas me produce algún extraño tipo de vértigo… imágenes congeladas en las que me reconozco, pero ya no son yo…

Definitivamente soy más de sensaciones… y entre éstas y los recuerdos, tengo el suficiente combustible para resistir algún tiempo en esta ausencia de mí, que significa volver al caos «trabaja+duerme+come» … o eso pensaba ingenuamente, hasta el momento en que me senté en la archireconocida mesa de la diáfana sala blanca, con cortina de cadenas y encendí el ordenador que me conecta al mundo laboral…

Me abdujo tan rápidamente que pensé que nunca me había levantado de allí… entonces… rocé un recuerdo… en el bolsillo de mi pantalón aún llevaba aquella concha que cogí prestada al mar en alguna de las inmensas playas salvajes de Ancud (Chiloé)… la palpé melancólicamente con mis dedos… recorrí lentamente su espiral dejándome ir en su giro, al otro lado del mundo… relajé mis hombros, miré más allá de la anodina pantalla y abandonando aquel cuerpo «dummi» en la silla, me dispuse a viajar aún más lejos… sin olvidarme de que tenía tantas cosas que contaros que no sabía por dónde empezar … ¿qué tal por el final? 😉

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7 comentarios en “…aterrizaje ferpecto”

  1. Yo aún soy ese grumo de colacao que nunca consigue disolverse del todo en la leche, que al beberlo tienes que estamparlo contra el paladar para que se libere el polvo aún virgen, pero ese sabor puro ya es ajeno a lo que estabas tragando.

    Porque no nos queda otra que tragar, querida Anso.

    OLI I7O

  2. me encanta que las historias empiecen por el final, es cuando mejor se capta su esencia.. entre líneas leo que el traslado físico ha sido una mera anécdota.. has conseguido que tu viaje sea interno y es así cuando se convierte en real.. más real que la concha espiraleada de tu bolsillo..

    por cierto, la historia del colacao me ha transportado en el tiempo.. recuerdo que me encantaba pescar el colacao con la cuchara justo antes de que se disolviese.. así podía toser y toser de felicidad..

  3. la verdad es que sí…prepararse con calma y saber hacer un colacao… es un buen mantra… que ciertamente, nos lleva allí dónde lo intangible se puede paladear y lo más burdo se podría tragar …mnm… sabrán ésto los de la marca?? 🙂

  4. Holaaaaaaa!!! yo creo que éstos que estamos aquí escribiendo, estamos en el otro bolsillo de tu pantalón, estuvimos en Chile contigo y sabías que nos podías tocar en las teclas de tu móvil,aunque no te haya hecho falta…y seguimos estando ahí…sólo tienes que saber que también podemos ser,como tu concha, la solución a las aristas de tu archireconocida mesa…de hacer livianas y transparentes las cortinas de cadenas…todo es cuestión de cómo miras…ponte las gafas de querer encontrar cosas nuevas…pon la mirada que preparaste para Chile y tal vez te sorprenda tu entorno, la gente…busca otras cosas, no te dejes enrutinar, porque el cambio está en tí, no fuera..

    Por cierto…o tomas el colacao adulterado ése que se disuelve rápido, o el colacao de toda la vida en la leche fría, como el Madrid que te encontraste, no se disuelve salvo que lo muevas lo muevas, lo aplastes contra el cristal…o llegue a tu boca y lo aplanes entre el paladar y tu lengua…

    Y nada más…que toques tu concha no para recordar, sino para echarle un par y crear a tu alrededor, alli donde estés, aquello que te hace sentirte bien…por cierto…cogiste una concha para el cangrejo ermitaño?? necesita casaaaa!!!

    Empieza por donde quieras, pero cuéntanos…no sé la de veces que he entrado y no estabas…muas!

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